“Y los primeros ahora serán los últimos después,
porque los tiempos están cambiando”.
The Times They Are A-Changin’. Bob Dylan. 1964.
Parece como si, cuan testaruda avestruz, no quisieran darse cuenta de que las urnas han hablado para decirles que la ciudadanía no se fía de ellos para emprender el largo camino de la regeneración democrática en España. No acaban de enterarse, o tratan de ocultarlo, que el varapalo electoral que han recibido no pueden minimizarlo las pírricas victorias que enarbolan, amparándose en que sus listas son las más votada (sólo han obtenido el 27% de los votos). Todos los demás, el 73%, han mirado hacia otras opciones. No quiere enterarse el PP que en las elecciones autonómicas del pasado domingo ha perdido el apoyo de más de 2.400.000 votos, el 40% menos que los votos obtenidos en los comicios de 2011, y que en los ayuntamientos se les han esfumado 3.749 concejales (29% de los que poseía).
Su contrincante natural, el PSOE tampoco ha podido frenar la sangría electoral de hace cuatro años, dejándose en el camino cerca de 700.000 votos (12%) y 950 concejales. No queriendo ser menos, también intentan enmascarar, con la política del avestruz, sus resultados, arrimándose sobonamente a las nuevas fuerzas emergentes, pero éstas se les muestran intolerantes con los incontables episodios de degeneración democrática y sufrimiento ciudadano de los que ellos también tienen que saldar cuentas.