lunes, 29 de septiembre de 2014

Divide y vencerás

Divide et impera
Julio César

Vivimos en estado catatónico, inmovilizados por el pavor que nos producen las balas de la crisis. Cuando las oímos silbar sobre nosotros, nos apresuramos a agacharnos y gritamos en silencio: ¡Bien! ¡Me he salvado de ésta! Pero no reparamos en que el vil proyectil ha impactado sobre otros.  Mientras, nuestro trasero permanece aferrado a la silla, miramos para otro lado. Si acaso, algunos expresan su pesar, si no es que esgrimen una osadía cobarde e insolidaria y se atreven a buscar justificación a las consecuencias del daño recibido por el vecino.

viernes, 19 de septiembre de 2014

Aquel largo y cálido verano

En plena canícula de aquel 23 de agosto de 2011, el ya desconcertado Presidente del gobierno socialista José Luis Rodríguez Zapatero, nos sorprendió a todos al promover una súbita reforma de la Constitución de 1978. El origen de tan drástica decisión, consensuada con el principal partido de la oposición, tuvo su origen en la enigmática carta dirigida el 5 de agosto anterior por el entonces presidente del BCE (Banco Central Europeo), Jean-Claude Trichet

Todos recordamos la patética imagen en la que el Presidente Zapatero venía desenvolviéndose dentro y fuera de España en aquellos meses de 2011. Abandonado por los suyos, acosado por una oposición feroz y ninguneado por los líderes de UE, circulaba como un zombi por los pasillos de Bruselas agobiado por una crisis de la que no supo o no quiso darse cuenta a tiempo, preso de un shock catatónico, como si éste hubiera sido diseñado en las alcantarillas neoliberales de la Escuela de Chicago. La economía española, presa durante décadas de la especulación inmobiliaria, se derrumbaba ante los ojos ingenuos de quien seguramente había soñado con pasar a la Historia como el adalid del Estado del Bienestar español.