Divide et impera
Julio César
Vivimos en estado catatónico, inmovilizados por el pavor que nos producen las balas de la crisis. Cuando las oímos silbar sobre nosotros, nos apresuramos a agacharnos y gritamos en silencio: ¡Bien! ¡Me he salvado de ésta! Pero no reparamos en que el vil proyectil ha impactado sobre otros. Mientras, nuestro trasero permanece aferrado a la silla, miramos para otro lado. Si acaso, algunos expresan su pesar, si no es que esgrimen una osadía cobarde e insolidaria y se atreven a buscar justificación a las consecuencias del daño recibido por el vecino.