Si usted escucha esta retahíla de siglas no se abrume si no es capaz de dar una respuesta adecuada sobre su significado: ERT (Mesa Redonda Europea de Industriales), CAG (Grupo Asesor sobre Competitividad), UNICE (Unión de Confederaciones de Industriales y Empleadores de Europa) o TABD (Dialogo Trasatlántico de Comercio). Corresponden a algunas de las organizaciones que engloban a grupos de presión que ejercen su influencia sigilosa y cuasi anónima en el proceder de las principales instituciones de la Unión Europea y en otras de ámbito mundial.
Hablar de grupos de presión es hacer referencia a aquellas corporaciones que, sin participar directamente en las estructuras de representatividad política, tratan de mediatizar la decisión de los ciudadanos para un fin particular. Para ello, estos grupos tratan de influir sobre aquellos que ejercen el poder (partidos políticos, gobiernos, instituciones públicas…) para que sus decisiones favorezcan la implantación de actividades que generen sus beneficios particulares. Think tank, lobby, cabildear, y otros, más en desuso, como cofradía, cabale, camarilla…, son términos empleados para hacer referencia a los instrumentos que esos grupos de presión utilizan para ejercer su influencia en la toma de decisiones que les afectan.