“No hay peor tiranía que la que se
ejerce a la sombra de las leyes y bajo el calor de la justicia”.
Montesquieu
Cuando de forma legítima el pueblo se
rebela y sale a la calle a expresar su clamor frente a la maloliente situación
social o ante el ninguneo que los gobernantes hacen de sus derechos civiles, el
TDT Party y sus adláteres de la
caverna mediática se apresuran a condenar el clamor popular argumentando que la ciudadanía, que sólo expresa su frustración públicamente, atenta contra el Estado de Derecho. Con su habitual impudicia, atropellan la dignidad
del ciudadano con apelativos como “asalto de los soviets”, "basatunización de la calle", “intifada de Gamonal", "sarta de muyahidines”, incluso alguna
se atreve a “condenar los atentados de
Burgos”, haciendo una vil demonización
de las reivindicaciones del barrio burgalés de Gamonal ante la sordera de los gobernantes de la ciudad (que se
calle la señora Botella que así está más bonita).
Al amparo de la defensa
del Estado de Derecho argumentan que
cuando la ciudadanía rechaza en la calle
las maniobras para la privatización de
la sanidad pública, los recortes en educación o dependencia, la resistencia
desesperada a los desahuciados, las broncas públicas a los acusados de
corrupción…, está incumpliendo las leyes. Y claro, escatiman que las libertades
de expresión y sindical, los derecho de manifestación, al referéndum, al
trabajo, a una vivienda digna, a la protección de la salud… forman parte del
estado de derecho.
En efecto, un Estado de derecho es aquel que se rige
por un sistema de leyes e instituciones sometidas a una constitución. Olvidan que incluso las leyes deben estar sometidas a
la soberanía popular, lo que, y por cierto ellos obvian, está consagrada en el
artículo 1º de la Constitución española de 1978 (“La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los
poderes del Estado.”).
En 1964, el historiador
británico Geoffrey Barraclough, en su magnífico ensayo Introducción a la Historia Contemporánea, avisaba de como “el
control decisivo en tiempos de la democracia liberal residía en el Parlamento
ha pasado o está pasando de las manos del Parlamento a las del partido”. Ello, si es que deriva a una forma
de dictadura de los partidos, es una
adulteración de la democracia que el pueblo tiene derecho a rechazar con toda
su energía.
Cuando los gobernantes
rompen el pacto social con sus
ciudadanos utilizando el mandato de las urnas para incumplir sistemáticamente
las promesas que hicieron para ser elegidos y establecen leyes no queridas por
casi nadie y al servicio de intereses mezquinos, se está produciendo un secuestro de hecho de la soberanía popular
y del estado de derecho. Las leyes tienen que servir a la mayoría. Si éstas
son opacas y favorecen preferentemente el beneficio de unos pocos (mercados
financieros, lobbys y grupos de presión), en detrimento de la mayoría, son
sencillamente una perversión del Estado de derecho y de la democracia.
Criminalizar al pueblo por
negarse a ello no es honesto. La soberanía popular no puede quedar secuestrada
cada cuatro años en aras del estado de derecho y de ideologías partidarias. En
cambio, y frente a ello, el pueblo está legitimado a movilizarse para recuperar
sus derechos y su soberanía.
Y a veces, con resultados
que restablecen la justicia y la dignidad ciudadana, como han acreditado
recientemente los vecinos de Gamonal, frente
a decisiones contrarias a sus legítimos intereses, o el pueblo de Madrid, en defensa de la sanidad pública. Como ellos han
demostrado, la conquista de la
democracia es una tarea inacabada y sinuosa en la que es necesario adoptar actitudes individuales de compromiso y de
rebeldía frente a la sumisión del rebaño.
A.J.G.G.
Esta reflexión me recuerda en cierto modo a esta de L.G. Montero sobre la verdadera violencia que vive nuestra sociedad: http://www.cadenaser.com/espana/audios/reflexion-violencia/csrcsrpor/20140127csrcsrnac_53/Aes/
ResponderEliminarY es que tanto la derecha como la izquierda, cuando están en el poder piensan de la misma forma: "La razón la tengo yo. Los que se oponen están equivocados y no tienen derecho a perturbarme".
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Pero no podemos quedarnos quietos. ¿No te parece?
Eliminar¡Por supuesto!
EliminarEl silencio de los corderos es la espada del opresor.
ResponderEliminarTienes toda la razón, no podemos quedarnos sentados y ver cómo vamos perdiendo todo aquello que costó tanto trabajo y tantos años conseguir. Saludos.
ResponderEliminarSólo hay que ver los resultados de la presión ciudadana y de los profesionales de la sanidad madrileña para ver resultados que parecían imposibles. En Andalucía llevan tomando medidas parecidas desde hace tiempo y nadie hace ni dice nada. Es eso lo que más me preocupa, el conformismo de la ciudadanía, esa frase que ya va resultando desagradable: "A ver, eso es lo que hay".
EliminarPor cierto, saludos, María José.
Eliminarla conquista de la democracia es una tarea inacabada y sinuosa en la que es necesario adoptar actitudes individuales de compromiso y de rebeldía...me quedo con esta frase tuya que define con rotundidad, que la lucha por los derechos del hombre, aún continua.
ResponderEliminarEs sonrojante por vergonzoso, comprobar como una vez alcanzado el gobierno ó el poder, por unos individuos organizados en forma de partidos, estos, asumen de inmediato su extracción del cuerpo social, para integrarse dentro de una nueva clases de intocables e inaccesibles, que, se olvidan con facilidad de los intereses de quienes con sus votos, los eligieron, desprecian los problemas que realmente acucian al pueblo que los ha elegido, e inician por el contrario una voraz actividad en pro de sus propios intereses de partido, tratando solo de conseguir una mayor permanencia en el sillón del poder y con ello su consolidación en esa clase dominante. .
Desgraciadamente, estamos comprobando que, la defensa de la democracia a través SOLO de las urnas, se está rebelando como una solución insuficiente...
Ahora se hace necesario luchar por una nueva Constitución.que regule a partidos políticos , asociaciones , sindicatos, empresas paralelas al Estado, Comunidades Autónomas, Justicia independiente, Salud y Educacion publica para todos los españoles y mas y mejores vias constitucionales de consulta para todos los ciudadanos.
Pensáis al igual que yo, que todo esto es...como volver a empezar ???
Las urnas son insuficientes, pero no debemos renunciar a ellas. Es un mecanismo que está en nuestra mano para comenzar a cambiar la sociedad y el sistema. A través de nuestro voto podemos optar a otras alternativas que ofrezcan modelos de regeneración política y social. No votar no me parece adecuado.
EliminarPero además, tenemos que trabajar a nivel individual y colectivo por el cambio, con más participación en foros defiendan la justicia social, con más movilización, con más pedagogía para despertar conciencias. Creo que la educación es una gran herramienta de cambio, pero, por desgracia, en nuestro país hay un gran deficit educativo.
La otra alternativa es la revolución, pero dudo que estemos preparados para afrontar el precio que nos exigiría. De momento, no sería poco arrebatarles la carta en blanco que les proporcionaron las últimas elecciones generales. Un saludo.