viernes, 15 de noviembre de 2013

El auge del capitalismo del desastre

 “En el fondo de este caos financiero, el peor en un siglo, encontramos lo siguiente: el capitalismo libertario del laissez-faire que predicaban Milton Friedman y Friedrich Hayek, al que se permitió desbocarse sin reglamentación. Ésta es la fuente primaria de nuestros problemas de hoy. Hoy estos dos hombres están muertos, pero sus envenenados legados perduran".

Paul Samuelson (Premio Nobel de Economía en 1970).


El huracán Katrina fue el más destructivo y el que causó más víctimas mortales de la temporada de huracanes en el Atlántico durante el año 2005. El fallo de las protecciones de Nueva Orleans supuso el mayor desastre de ingeniería civil de la historia de Estados Unidos y dio lugar a una demanda contra el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidosque diseñó y construyó el sistema de diques contra inundaciones después de 1965. En julio de 2006, la población de Nueva Orleans había descendido a unas 200.000 almas, de las casi 500.000 con que contaba antes del huracán. 

En medio de una catástrofe de tal magnitud, Richard Baker, un destacado congresista republicano de Nueva Orleans (estado de Luisiana), le había dicho a un grupo de presión: "Por fin hemos limpiado Nueva Orleans de los pisos de protección oficial. Nosotros no podíamos hacerlo, pero Dios sí”Joseph Canizaro, uno de los constructores más ricos de Nueva Orleans, también había expresado una opinión parecida: "Creo que podemos empezar de nuevo, pasando página. Y en esa página blanca tenemos grandes oportunidades”

Con esta falta de sonrojo se expresaban estos representantes del poder político y económico del estado de Luisiana, según narra la periodista canadiense Naomi Klein, en su excelente libro “La Doctrina del Shock: El auge del capitalismo del desastre”, editado en España por Paidós Ibérica (2007).


Naomi Klein es una  investigadora de gran influencia en el movimiento antiglobalización y el socialismo democrático. En el año 2000, publicó el libro No Logo, que para muchos se ha convertido en un manifiesto de los Movimientos Anti-Globalización de las Corporaciones Privadas, atacando la cultura de consumo y haciendo graves acusaciones a la explotación que estas corporaciones ejercen sobre  trabajadores de los países pobres del mundo.

Volviendo al desastre del Katrina, cuenta Naomi Klein, como a sus noventa y tres años Milton Friedman (1912-2006), el gurú de las doctrinas económicas neoliberales de la Escuela de Chicago, tuvo fuerzas para escribir un artículo de opinión en The Wall Street Journal, tres meses después de que los diques se rompieran, para decir que, además de una tragedia, “también es una oportunidad para emprender una reforma radical del sistema educativo”.

La idea radical de Friedman consistía en que, en lugar de gastar en la reconstrucción y la mejora del sistema de educación pública de Nueva Orleans, el gobierno entregase cheques escolares a las familias, para que éstas pudieran dirigirse a las escuelas privadas. Con el apoyo de George W. Bush, en menos de diecinueve meses, las escuelas públicas de Nueva Orleans fueron sustituidas casi en su totalidad por una red de escuelas chárter de gestión privada.


Estos ataques organizados contra las instituciones y bienes públicos, siempre después de acontecimientos de carácter catastrófico, declarándolos al mismo tiempo atractivas oportunidades de mercado, reciben un nombre en este libro: "capitalismo del desastre”. La estrategia consistía, dice la autora, en esperar a que se produjera una crisis de primer orden o estado de shock, y luego vender al mejor postor privado los restos de la red estatal mientras los ciudadanos aún se recuperaban del trauma, para rápidamente lograr que las "reformas” fueran permanentes.

Fue la estrategia seguida tras en violento golpe de estado de Pinochet en Chile (1973), en la guerra de Irak (2003-2011), Sri Lanka (2004) o Nueva Orleans (2005), donde los procesos engañosamente llamados "de reconstrucción” se limitaron a terminar la labor del desastre original, tirando abajo los restos de las obras, comunidades y edificios públicos que aún quedaban en pie para luego reemplazarlos rápidamente con una especie de Nueva Jerusalén empresarial, explica Klein; todo antes de que las víctimas del conflicto o del desastre natural fueran capaces de reagruparse y reclamar lo que les pertenecía.

Naomi Klein disecciona en su libro como algunas de las violaciones de derechos humanos más despreciables, que hasta ahora se consideraban actos de sadismo fruto de regímenes antidemocráticos, fueron de hecho un intento deliberado de aterrorizar al pueblo, y se articularon activamente para preparar el terreno e introducir las "reformas” radicales que habrían de traer ese ansiado libre mercado propugnado por la Escuela de Chicago.

Naomi Klein 

Gracias a la excitación patriótica producida por la guerra de las Malvinas, en 1982, permitió a Margaret Thatcher superar la crisis de las huelgas de los mineros.  En los años ochenta, en Latinoamérica y África, las crisis a causa de las deudas forzaban a los países a "privatizarse o morir” ante las brutales exigencias del FMI por  su deuda con los países extranjeros.

La doctrina de shock económica necesita, para aplicarse sin ninguna clase de restricción -como en el Chile de los años setenta, China a finales de los ochenta, Rusia en los noventa y Estados Unidos tras el 11 de septiembre-, algún tipo de trauma colectivo adicional, que se suspendan temporal o permanentemente las reglas del juego democrático.

Sirva esta reseña como punto de arranque para la inmersión del lector en esta heterodoxa y apasionante forma de analizar la historia, que, sin duda, nos ofrece multitud de pautas para comprender y encontrar explicaciones, desde otra perspectiva, a la despiadada transferencia de riqueza  que la aplicación de las doctrinas neoliberales han producido desde los años 80 del pasado siglo en el mundo y que, actualmente, se extienden de forma indiscriminada por la Europa democrática, hasta el punto de pretender la liquidación del Estado del Bienestar alcanzado después de décadas por las clases medias.

En 2009, el director de británico Michael Winterbottom codirigió junto a Mat Whitecross un documental, narrado por la propia autora Naomi Klein, en el que se resume en imágenes, a veces sobrecogedoras, el contenido de las tesis expuestas en el libro. 


La doctrina del shock. Dirección: Michael Winterbottom y Mat Whitecross

Dos años antes, en 2007, Jonás Cuarón, había filmado un corto documental (7 min.) sobre la obra de Klein, producido y co-escrito por su padre, el director de cine mexicano Alfonso Cuarón, y lanzado a través YouTube.

La doctrina del shock. Dirección: Jonás Cuarón

M Ú S I C A

Imágenes de Nueva Orleans después del huracán Katrina, acompañadas por la canción "I Wish I Was A New Orleans", interpretada por el genial Tom Waits.




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