martes, 15 de octubre de 2013

A mí tampoco me cae usted bien, Sr. Wert

Si al empezar esta reflexión no me posiciono abiertamente reviento: al Sr. Wert no lo puedo ni ver. Es ese el sentimiento que me provoca, me altera el ánimo, me produce ira y desagrado. Este señor es, como menos eso, un frívolo. Por su apariencia y por su actitud desafiante, en cualquier escenario en el que se presenta, es un “payazo”, variante del término payaso que el vulgo sabiamente utiliza en su acepción más peyorativa, aquella que sirve para definir a un individuo como ridículo y de poca seriedad. Bien podría, por cierto, tenerlo en cuenta la RAE y así limpiar el significado de payaso de sus connotaciones menos nobles y más barriobajeras: ganso, farandulero, caricato, albardán, marrullero o truhán, entre otras.

domingo, 6 de octubre de 2013

Gato Barbieri y el último tango en París

Han pasado más de 40 años desde que Bernardo Bertolucci nos sorprendiera con un filme, El último tango en París (1972), para muchos desconcertante y provocador, para otros voluptuoso y desgarrado. Con solo 32 años, Bertolucci dirigió en esta cinta a un maduro Marlon Brando (Paul), por cuya interpretación conseguiría su séptima nominación a los Óscar como mejor actor (1974), y a una frágil y veinteañera Maria Schneider (Jeanne), quien, sin embargo, quedaría artística y emocionalmente marcada para el resto de su gris carrera cinematográfica. El reparto principal se completaría con la fugaz participación de Jean-Pierre Léaud, en un guiño del director italiano a la Nouvelle Vague francesa. Véase la excelente reseña crítica de Eva Cortés en la revista Encadenados.