Ser mileurista
en los tiempos que corren es un privilegio. Significa ni más ni menos que
percibir un salario anual de 12.000 €, o
de 14.000 €, si el convenio de la empresa o sector al que se pertenece incluye
pagas extraordinarias. Pero eso de las pagas extras va siendo ya otro
privilegio. Recuérdese como éstas van siendo cercenadas poco a poco por la
apisonadora de la mayoría absoluta gubernamental, y, si no, que se lo pregunten
al funcionariado quien, tras ser acusado de todos los males, ha visto como se
esfumaban sus derechos a golpe de decretazo.
Lo corriente hoy es que
los salarios mensuales se vean disminuidos en un 20%, 30%, 40% o, incluso, el
60% sobre la base de los codiciados 1000 euros. Véase el caso de los mini
jobs (mini trabajos) que proponen el gobierno, las
organizaciones empresariales o el propio Banco Central Europeo, para
combatir el paro en nuestro país. Estos mini jobs suponen reducir el poder
adquisitivos de quienes los sufren a 400 euros mensuales, es decir, que
dinamitan los salarios por debajo del 65% del salario mínimo
interprofesional (645,30 € mensuales en 2013), con el argumento de que son
empleos a jornada incompleta. Claro que quienes lo sugieren esperarán que en
los hogares se encienda la luz una hora sí y otra no, que se alquilen las casas
para ocuparlas solo de noche, que no se cene, almuerce o desayune, o que se
calce el zapato izquierdo los días impares y el derecho los pares a fin de
alargar la duración de las suelas.