30 de marzo
aquí acaba el diario
de Bowers, Wilson y Scott
que las ayudas que nunca nos llegaron
vayan a los que quedaron
nuestros hijos, nuestras viudas…
Vuestro cuaderno de bitácora de aquel
6 de abril seguro que apiña millones de sensaciones incontables: inquietud,
ansiedad, anhelo, sueños buenos y sueños horrendos, ilusiones inmensas, miedos
irremediables… Seguro que nacieron envueltos en
las sábanas que guardaron vuestro sueño de la noche anterior, y se
alimentaron a través de la larga jornada en la que preparabais con mimo cada
uno de los detalles que tendrían que funcionar como una máquina perfecta, a
partir de las 21 horas, en aquel coso desconocido que os iba a acoger.